domingo, 25 de abril de 2010

Liderazgo y oficina de farmacia

Liderazgo en la oficina de farmacia

Alguien dijo una vez “Debemos convertirnos en el cambio que buscamos en el mundo”, ese alguien fue Gandhi. Ahora y siempre el ser humano ha estado buscando y promoviendo cambios, unas veces para bien y otras no tanto. Lo que si está meridianamente claro es que la vida es un continuo cambio y siempre vamos a vernos sometidos a esa incesante marea de nuevas cosas e ideas renovadas que nos conducen a replantearnos nuestros esquemas anteriores y que ya no nos sirven como antes.
Podríamos decir sin riesgo a equivocarnos que la oficina de farmacia no es ajena a todas las corrientes nuevas que en el mundo empresarial y de los negocios se van produciendo de continuo. El problema reside cuando nos empeñamos en aplicar viejos esquemas a situaciones que ya, por diferentes motivos, no son iguales a lo que fueron en su día.
Es evidente que se está produciendo un cambio de conciencia en el mundo, que los métodos que antes eran aplicables con cierta eficiencia en el trabajo hoy no están a la altura de los valores y derechos humanos que tanto esfuerzo cuesta conseguir.
Por poner un ejemplo un poco extremo, si nos remontamos hace unos 150 años nada más, en países tan civilizados como Estados Unidos existía aún la esclavitud y aunque esta práctica fue muy productiva hoy a nadie en su sano juicio se le ocurriría tener esclavos en sus plantaciones de algodón, ¿o si?.
Dicho esto, a mi juicio lo que más valor tiene hoy en cualquier empresa son las personas que trabajan en ellas. Y nos podemos preguntar aunque parezca una perogrullada, ¿qué es una persona?, no es tan fácil responder a esto.
Para empezar por algún lado podemos hablar de lo que se entiende actualmente por el paradigma de la persona completa. Esto creo que puede ser muy clarificador para entender por qué hay tanto sufrimiento en el trabajo, por qué hay tantas personas que van a trabajar pero para ellos es una carga y motivo de amargura en muchos casos y como redunda esto en las empresas, y recordemos la farmacia es una empresa.

Continuará………



Liderazgo en la oficina de farmacia (continuación)
parte II

La oficina de farmacia como cualquier otra empresa ha hecho lo que ha podido para poder salir adelante y sacar beneficios que le puedan permitir continuar. Una de las características en la mayoría de las farmacias de este país, es que son empresas pequeñas donde el contacto entre las personas que trabajan en ellas es muy estrecho e incluso familiar. Aunque el titular, director técnico, dueño, o como se le quiera llamar a veces y sobre todo en el pasado era tildado de Don o Doña, para marcar la distancia, es cierto que ha sido, es y será una persona cercana con sus adjuntos, auxiliares y demás personal que trabaja en la farmacia.
Pero esto no significa que sea una amigote, un “colegui”, u otro más en el equipo, es tan grave confundir al director con un colega como a un padre con un amigo. No, un director es un director y un padre es un padre. Cada uno en su papel, lo que no significa que no pueda existir el afecto y el cariño en cada caso, es más, estas relaciones están marcadas por la responsabilidad como denominador común lo que lleva asociado mucha más entrega y amor que otro tipo de relaciones.
Para huir del paternalismo en las empresas, dejaremos de hablar y asociar el padre a la empresa y hablaremos simplemente del líder como figura clave a la hora de gestionar equipos, y tratar con personas.
Hay muchísimas definiciones de líder, me atrevería a decir que una por cada tipo de lider que hay, y eso es mucho. Antes de hablar de los líderes vamos a ver que problemas habituales hay en las empresas.

1º Me pagan poco, no me llega el sueldo.
2º No me tratan bien. Mi jefe es un canalla.
3º No me tienen en cuenta, no sé para que he hecho una carrera si ni me escuchan.
4º No me parece bien lo que estoy haciendo en esta empresa.

Cuando surgen los problemas o el conflicto, generalmente el hombre hace dos cosas, o huye o ataca. Esto pertenece a la esfera de lo más visceral y del instinto de conservación más básico. Es decir traducido al mundo empresarial, el empleado se arruga y achanta la cerviz o se convierte en un contestatario y la dirección de la empresa se vuelve tirana y controladora en exceso o bien blanda y sin rumbo. En cualquiera de los casos la cosa no pinta bien y surge lo que se ha dado en llamar victimismo.

Hasta ahora las empresas han intentado ejercer el liderazgo de la siguiente manera: A base de reglas, por medio del control y buscando la eficiencia en todo momento (ver esquema 1). Lo cual no es ni malo ni bueno. Pero como todo trae sus consecuencias.

Esquema 1.

De las consecuencias de esto hablaremos la proxima semana, je je….aunque estoy seguro que muchas personas ya lo están sufriendo en sus carnes.

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